El Granma naufragó, encallándose en la costa oriental. Eso es evidente en las fotos de la propaganda castrista, como esta que capturé en la página de los pioneritos que "quieren ser como el Ché". El barco no puede navegar si a la gente le dá el agua por la cintura. Ahora el régimen lo reconoce públicamente pero no fué así durante los años de mi infancia, que entonces se hablaba del "Glorioso desembarco".
A pesar que el Granma está físicamente en una caja de cristal, el castrismo convirtió a Cuba en el Granma y Castro (Fidel, Claro está) en el místico Ulises, conduciendo al país-barco en todo tipo de periples, desde el Caballo de Troya sirramaestrino, pasando por el canto de las sirenitas soviéticas a las de fajarse perennemente contra el Polifemo americano que se devora a los 5 espías pero que nunca nuestro Ulises-Castro pudo emborrachar y cegar. Aqui me parece que sería mejor compararlo con el Quijote contra los molinos de viento, convertidos en gigantes pour su profílica imaginación.
Donde radica la diferencia es que el Granma lleva navegando casi 50 años, ya el gran guerrero desapareció, sin poder llegar ambos a encontrar a Penelope y su islita de Itaca, lo que sería el paraíso comunista en este caso.
Del Granma solo queda, como decían en mi barrio: "El casco y la mala idea", solo que la realidad es que continúa navegando errante como en las películas de horror, guiado por un dios Zeus que solo comunica con los mortales a base de "reflexiones", en el otro Granma, el periodicucho del Partido Comunista. Esperemos naufrague pronto porque ya la mitología aburre.
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